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domingo, 17 de abril de 2011

Flotación

Cuando se ha dejado la playa en que los días mojaban los pies, cuando la luna es un ojo de buey empañado por los sueños, cuando ya nada está para quedarse en tierra firme, hay que dejar caer la maleta con todas las pertenencias en cualquier basurero. Después llegarán las moscas verdes y empujarán insistentemente sus patitas en los poros grandes de tu nariz enferma -quizá ya moribunda o cercana al último goteo de sangre. No abrirás los ojos o creerás que estás flotando en la negrura de tu mente. Pero las moscas verdes, que nada saben de tu trastierro, saciarán su hambre con la grasa amarga de la última alegría que soñaste.

1 comentario:

  1. Vaya texto, Jorge. Nos invitas a pensar en un hecho dramático. ¿Qué ocurre cuando dejamos la playa? ¿Qué significa esa playa? Puede ser acaso un trozo de ese paraíso imaginario que nos llena de fantasías. Cuántas veces lo hemos escamoteado, pues inmediatamente nos enfrentamos con esa mosca verde, pequeño insecto que habita nichos pútridos. Así es nuestra vida, sacamos los pies de la arena y ya vemos revolotear a esa mosca verde por todos lados.

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