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lunes, 18 de abril de 2011

Ropero

La maleta estaba cargada de cosas valiosas; pero como todo lo que es valioso, también perdió su valor todo eso que llevaba de existencia desde hacía años. Lo que continuaba intacto era el ropero que nos regaló Kafka. De éste había que ir sacando las telas enmohecidas, sobre todo, las telas con hongos tóxicos. Por ahora digo: Cuando acabe de vaciar el mueble, vendrá la otra maleta en que tiraré todas las otras ropas que alguna vez tuvieron valor para salir del sueño.

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