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martes, 31 de diciembre de 2013

Made in...







La estadística decía que el 69% de hombres y mujeres -con edad entre 25 y 40 años, en una amplia zona del globo- vive en un declive abismal de sentimientos y de esperanzas podridas. Mientras tanto -en distintas ciudades con problemas muy semejantes de pobreza y contaminación, de violencia y de usurpación desmedida-, en estos mismo lugares están los muros pintados con la poesía de unos jóvenes delirantes que creen en el amor y la esperanza, y en el despertar poético de los zombies explotados por el sistema (((Son jóvenes de un movimiento llamado ACCIÓN POÉTICA))) Están, además, los niños y niñas que juegan a vivir con desbordante alegría en los patios de las escuelas, ante la mirada oscurecida de profesores y profesoras de entre 25 y 40 años.

         De los viejos el mundo es otro, muy otro al sostenido por las redes de la cibernética. Los únicos botones en los que piensan estos viejos están en los puños de las camisas o en las blusas de las señoras que, a veces olvidándose de la edad y de ciertas sinrazones sociales, rompen los botones y se desnudan para hacer lo que más les gusta hacer: vivir hasta el derramamiento de la sangre.


          (((Para este Instantario, es un año más el que se va entre las páginas de los libros y de los diarios, entre el silencio de las letras de canciones y en los ritmos de esa música que no parece tener edad)))

Un año más y otra estadística que nunca podrá dibujar la verdad de los que vivieron y murieron en el poro de un segundo. Afortunadamente, se irán para siempre de este mundo made in crazy business.



sábado, 21 de diciembre de 2013

alucinado





estaba enfermo y alucinaba

una silla en el límite del no ser /

mucha luz y ardor 

en la enfermedad

 mucho ardor

en la cabeza de espumas congeladas

y ese sonido de palabras cayendo

adentro de los ojos








¿iba o venía?

¿estaba de pie o de rodillas?

alucinaba

estaba enfermo

¿era garra o mano postiza?

el sonido / ya no de palabras cayendo

otro sonido a punto de ser

un llanto de niño

o algo menos triste

y de repente el número

que estaba del otro lado del enfermo

el número / y la palabra para nombrar

el número y la enfermedad



(((de Eduardo Arrona el trabajo fotográfico)))

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Por esos rumbos





UNO

A un lado pasar /
                           y no ver
Pasar y llegar hasta el otro lado /
                            y no estar


Detenerse junto a ese punto /  
y aceptar la confusión


¿Qué fue eso?

Rumor de nubes negras bajo el cielo

De la memoria

Aliento de las cosas palpadas

En el recuerdo.


Y música
Enorme hoja frente a ella

Tranquila música sobre arenas

Y la cabeza / como siempre
En ausencia de todo aquello.




DOS



Extensión de la memoria
Mejor aún
Imaginación desbordada
En el quieto flujo de la vida en agua
¿Qué fue eso?
Tocamos el fondo en que yacía
La memoria de millones / ¿Cómo asegurarlo?
Tocamos, es cierto, la existencia
De un ser sin cuerpo.

Ella y yo
Ambos
Por esos rumbos.


LAS IMÁGENES SON OBRA DE 
EDUARDO ARRONA

viernes, 6 de diciembre de 2013

Al paso de las horas





No se había despertado como en otras madrugadas. Eran ya las 5: 10 de la mañana y el radio despertador continuaba sonando (Pink Floyd Forever). El perro de los vecinos ladraba afuera en el patio, y los gatos no dejaban de rondar, inquietos, sin saber qué hacer para sacar al viejo, de donde estaba hundido en los sueños.

            Miras recorriendo lentamente la superficie de los troncos. Te detienes en las primeras ramas y sigues, al ritmo de las hormigas, palpando milimétricamente esa piel verdosa…

            En esa misma hora los motores de los carros -como hocicos de bestias azuzándose para iniciar el combate- habían empezado a llenar de angustia las calles. Lejos de todo esto, por decir lo menos, en otro mundo la mirada permanecía atenta a la voz de alguien que decía:

            Luego de hacer tan minucioso recorrido, irás experimentando el nacimiento de las alas en tu cuerpo. No olvides que hay hormigas que vuelan. Tú eres una de esas hormigas. ¿Sientes la inquietud que ha nacido sobre tu espalda? Son los élitros que te harán ver las copas de los árboles de una manera como jamás la habías imaginado. Para cuando estés acostumbrándote a esa nueva realidad llena de boscosas fragancias, tu cuerpo reventará y nacerás en ave. En ese momento descubrirás el peso que tienen los intestinos y la delicadeza que habita en la piel…

            Aunque el radio despertador había caido a fuerza de tanta vibración, el viejo no abrió los ojos ni se levantó para preparar el café de todas la mañanas.           

            Agh )))) sentirás: remolinos que te tragan. Si alguna vez habías experimentado el miedo y la angustia hasta el colmo de las lágrimas, lo que estarás viviendo ahora –instante de ser ave-, será el polvo (((ya de esas palabras))), y en tu corazón, sin tú haberlo deseado nunca, sucederá sordo estallamiento, y no habrá nadie para detener tu vuelo.

            Mientras tanto, el sol había elevado el cuerpo sobre todas las casas. Todo parecía tan normal, tan cotidiano. Hasta el viejo parecía normal, acostado en el filo de la cama. Pero los gatos, hambrientos al paso de las horas…

            

By Michael Muller

miércoles, 27 de noviembre de 2013

en otras cuevas






Historia fue aquello de que con el uso de las manos el hombre había dejado atrás la bestia. Y junto con las manos, es verdad, devino la forma erecta, y después de otras épocas surgieron los fondos de la lengua. Es cierto que al decirlo así, es tanto como quitarle sombra al plural de las manos que modelaron los rostros de las noches y sus gozos. Porque con las manos no sólo fue atrapada la manzana, y puesta en sacrificio la verdad en sus paraísos, sino que, además, con las manos surgieron muchas otras historias, hasta el colmo de quitarle oscuridad a inciertos hechos conservados en la piedra de las cuevas.





Otras cuevas hay insinuadas en los mundos de Internet. En éstas lo rupestre se ha transformado y dado origen a una complejidad fantástica de historias que se fugan y desaparecen en un instante. 



Las estrepitosas guerras han comenzado, y son guerras en las que se busca conquistar los espacios de esta otra clase de realidad virtual. Ya no son países ni estados los que aparecen en tales guerras. Tampoco son batallas que ostenten generales. Lo que hay son escudos blasonados de anónimos conquistadores dueños de horas, de días y noches y sueños de millones de innombrables rostros apantallados.





Hay música y un poco de revolucionaria poesía en estas otras cuevas. Erotismo y pornografía hasta la náusea en sus imágenes. Pero hay más de negocios y de mercadeo y de estulticia en este nuevo y enredado mundo. A la vez, existe el código del cada quien su doble vida y desde luego que se ofrece el esquizo en muros negros y azules...


Pero esto es apenas el inicio de las guerras porvenir. Lo que devendrá, quizás, será y no será atestiguado por alguien cierto y verdadero. Todo quedará en la memoria cósmica, flotante al igual que todos sus satélites. 



TODAS LAS MANOS
DISPUESTAS EN EL CANTO
DE LOS OJOS /
HA SIDO OBRA
DE 
Eduardo Arrona

viernes, 22 de noviembre de 2013

Preludio






Era el Diario de un loco y Carlos Ancira el actor.
Nosotros estábamos arriba en gayola, espectadores de los de abajo,
sin pesos en los monederos falsos o verdaderos pero con la imaginación desbordada,
atentos al vuelo de las palomas que había jugando allá afuera de los ventanales.
Era tarde de domingo. No éramos muchos los que estábamos en gayola cuando Carlos Ancira nos gritó que bajáramos.
Bajamos corriendo y entramos por la puerta principal del teatro Degollado.

“¡Vengan hasta acá!”. Gritó Carlos. Subimos al proscenio, y entonces el Diario de un loco tomó las dimensiones de la vida.



viernes, 15 de noviembre de 2013

Frente a tus ojos






¿cómo levantarte en medio de tanto insomnio? 

¿cómo quitarte del cuerpo tanta tristeza?

¿cómo olvidarte del mundo que se rompió ante tus ojos?






extraño remolino de pliegues

fondo oscuro


luz de sombra atrapada 

en las grietas 

de un párpado






y después

hilos de aurora

sangre ennegrecida

y un sol negro, abierto en su tarde





y después otra vez

cual una leve mancha en las horas

dejarse llevar hacia todos los rumbos

hacia todos los rincones del día 

y la noche

hasta reventar y caer 

hasta  perderse

en el lugar menos pensado



((( como ya antes en otros trabajos,

las imágenes fotográficas son resultado 

de la sensibilidad de Eduardo Arrona )))

viernes, 8 de noviembre de 2013

Sepultado en su sueño



Aturdido, aunque luego lleno de dudas,

y esa sensación que desaparece por completo

brevemente desparramándose

en un sueño

y con otros silencios borrando

su cara.




By Eduardo Arrona

Casi eterno en su postura.

Arrinconado como una ropa que se guarda

para otra fiesta o como quien ha caído

con todo el sueño en gotas 

hasta hacerse charco. Casi eterno.



Nada más.

Nada se oye más 

que ese cuerpo  

sepultado en la sombra.
  



 By Eduardo Arrona


Y algo así llega el sueño

En ala de espuma y cresta negra.

Así llega como una claridad

que flota perfecta y azul. 






lunes, 4 de noviembre de 2013

La noche de los días



He aquí el link para acceder a un poemario que me ha sido publicado por la revista electrónica Palabras al viento. No. 6  El poemario es La noche de los días.



http://www.misescritos.com.ar/revista/index.html?




Hasta el próximo instante.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Adagio








Otras palabras escuchaba.
De un paso a otro paso
Era como ir de un día a otro año.
Más viejo el mundo
Y el cielo, que parecía de un azul eterno,
Caía infinito entre los ojos.

Otro tiempo se hacía entonces.
De un sueño a otro pensamiento
Era como vivir en las manos de un dios enfermo,
Más inesperado el mundo para estar, en las filas
De los que murieron creyendo, acostados en la arena
Durante tantas tardes / tan frescas / tan quietas.

Otras palabras otros pensamientos nacían.
Era como no estar seguros de lo que era cierto y verdadero.
Era como acabar siempre con la sensación de no estar en parte alguna.
Tanto movimiento tanto aire y tanta agua

Tanto cielo / sobre todo / tanto irse yendo con el viento.





domingo, 27 de octubre de 2013

Moradas




((((((Nunca está de más decirlo:
el trabajo fotográfico es de Eduardo Arrona,
y de lo otro, sí que está de más informarlo.










¿A dónde ver

y soltar las ganas

de romperse

en pedacitos?



¿Hacia cuál lugar

dirigir el paso

y establecer

un diálogo

de verdades rotas?



¿Cómo ir en paz/

sin miedo/

mirando el espejo

de los minutos en futuro?






Uno se quita la cara

Y la guarda

Como se guarda uno mismo

En el silencio de la tarde.

Uno deja salir el humo

Y se evade /

Junto con él /

La triste calma de domingo










Un misterio de isla

((( marecito de luz y sombra.

Un cosmos rodeando la estrella negra.

Un instante solo

((( gato al infinito que asoma negro.

Un umbral y toda la luz afuera /

((( cielo azul estilando  

detrás de una puerta.



viernes, 25 de octubre de 2013

Última noche





Era su sueño:
Morir despierta.
Y lo consiguió.
Nunca más volvió a soñar.

Lesguievo Znahda



Se podía pasar las horas escuchando música. De hecho, fueron años, muchos años, los que vivió con gran cantidad de horas acumuladas escuchando música. Pero un día, después de haber tenido algunos sueños que se le habían quedado hundidos en la piel, se le desprendió la pasión de escuchar todas las noches, durante no menos de dos horas, las obras de diferentes autores y de diferentes épocas. Era como si se hubiera empachado con tantos estilos aprecidados en tantos años.   

            -¿Qué te ocurre? –interrogó Nicolás-: ¿Por qué es que has dejado de escuchar música?

            Mariana dudó que fuera cierto y sincero el interés de Nicolás por lo que se le había hecho en el alma. Pero viendo que él se había quedado mirándola directamente a los ojos, tan sólo dijo:

            -He sentido la presencia de la noche, absolutamente distinta a todas las otras noches. –Y no explicó más.

            Nicolás fue a la cocina a preparar el acostumbrado café con leche, después de lo cual iría bebiéndolo mientras se distraía con series policiacas en la televisión. Todo esto habría sucedido normalmente si Mariana hubiera seguido fiel a sus noches de música y ensoñaciones. Pero esa noche, como las últimas cuatro o cinco noches, Mariana se había quedado sentada en el individual que había esquinado a pocos pasos de donde se hallaba un cristalero con platones y otros souvenires que no vale la pena describir.

            -Me preocupas, Mariana –habló Nicolás con la taza frente a la cara-. No puedo creer que de la noche a la mañana hayas dejado un hábito de tantos años. Es como si todo ese gusto o pasión por la música nunca hubiera estado en verdad adentro de ti. Me resulta increíble.

            Mariana paseó los dedos de ambas manos por los cabellos revueltos, casi blancos, como un gesto de amarga desesperación, y dijo:

            -Es cuestión de que no mires adonde estoy. Es mejor que no pienses en mí.

            En el televisor sonaba la música de los comerciales, y en las paredes la danza de las sombras se hacía al ritmo de las imágenes que se proyectaban en la pantalla. En el fondo de toda esa danza, Mariana mantenía la postura inclinada hacia adelante, abismada en los colores que se pintaban momentáneamente sobre el inmóvil piso de mosaicos. Cada vez que Nicolás llevaba la taza a los labios, cada veinte o treinta segundos, miraba a su esposa y tragaba el trago de café, cada vez más frío, sin saber qué hacer para rescatar a Mariana de ese pozo negro en que la imaginaba cayendo minuto a minuto.


No hay más música
que el silencio pintado
de sombras y rasguños
en el agua.
No hay más vida
que la noche infinita
de rumores y caricias
en la espalda.
Y todo esto para olvidarlo
en un instante
de vida y de muerte.

viernes, 18 de octubre de 2013

Y:::::::::::::






He aquí mis piernas rotas

Tiradas en el día a día

Y la mirada llena

De mapas y de argentino polvo



By Eduardo Arrona



Polvo / polvo / polvo

         O también líquido

                   Transparente

Como tiempo en las venas

Y las sombras que se reflejan

                                 negras

Y el después que se estila

Casi lodo por los agujeros y las grietas


Las grietas en la piel

Como heridas botas 

Bajo este sol que limpia y quema

Como sangre evaporándose

Como sangre

Como polvo

Como sombras que se reflejan

                            negras / negras


Y::::::::::::::::::::::::::
:::::::::::::::::::::::::::::ni una piedra.

viernes, 11 de octubre de 2013

A tientas

1

Tal vez así fue tu pesadilla, Munch:




Por otra parte, en el cuerpo de las horas se oye algo como un 

resuello, o como un gemido.

Es casi el grito mudo que pintaste. 

Supongo.

Otros dirían otra cosa, que podría ser -viéndolo y palpándolo con la 

mirada- la mueca última del ser que desapareció por la voluntad de 

un asesino.


Pero para quien no ve ni oye nada 

sobre esto de lo que se ha estado hablando 

en este instante, 

apenas si se preocupa de saber más que la oruga 

con quien había charlado Alicia en otra historia.


2

Otro que no es Munch,

al poco tiempo se detiene a observar lo que yace a sus pies.




¿Qué mira?

¿Qué dice que palpan sus ojos?


Como a la una y cuarto de la madrugada, yendo a pie por la calle 

principal de esta villa maicera, encontré al diablo metido en una 

lata de cerveza. Siendo yo tan tímido y cobarde, se me hizo fácil 

patear lo que yo creí  sería un colchón tirado. Pero luego, tan

luego como todos los luegos que desatan tempestades, escapó un

escalofriante grito que me desbarató la calma y todo lo que iba 

de callado en mí existencia.


Lo que siguió ya no supe si fue por obra de la cerveza o por obra 

del desmadejamiento en que mis ojos cayeron: 


El colchón se había convertido en algo absolutamente 

indescriptible. 

En pocas palabras, lo que vi me llenó de terror. 


Y entonces corrí, corrí con toda la fuerza de mi miedo.



3




En un lugar de la noche se habló de apariciones, de asesinos sin 

alma y de un diablo cervecero. Después ya no se habló más. Se 

llenó de silencio el cuerpo de las horas. Y una mano, muy diferente 

de las manos que veo cuando acomodo los libros que Nicanor tira 

con su pata juguetona, se hizo presente:::::::::::::::: 


Era la mano de una pesadilla 

envuelta en sábanas.





(((Para evitar confusiones, debo aclarar que las imágenes fotográficas

que acompañan y dan vida a esta micronovela, 

pertenecen al talento de Eduardo Arrona)))

No había espacio

quería sonar como a eco de palabras sueltas como a sensaciones que se intensifican y  desaparecen  en el infinito tiempo no había espacio ni...