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jueves, 22 de febrero de 2024

Por lo que parece




¿estamos en otra época?

¿hemos entrado en otra época?


sabíamos que el hombre había sido creado por un dios

a imagen y semejanza suya


sabíamos de la expulsión del hombre del paraíso


hoy, por lo que parece,

el hombre ha creado a un dios llamado

Inteligencia Artificial


es un dios que hace el trabajo que hacían los hombres

es un dios que piensa y dice lo que es conveniente

que piensen y digan los hombres


ahora el hombre, por lo que parece,

ha entrado en los paraísos alimentados con manzanas energéticas

ha entrado en la era de las manos quietas,

porque ahora la mente hace cosas sin el uso de las manos


por lo que parece,

el hombre dejará de necesitar las manos

las manos aquellas que fueron fundamentales para convertirlo

en un hombre de trabajo


o en un ser de caricias

y de formas inolvidables


por lo que parece

el dios Inteligencia Artificial

no tendrá necesidad de tener millones de adoradores

bastará con unos cuantos adoradores y sacerdotes



el resto

el resto

sólo será eso:

lo que queda

como un desperdicio de vida

como un resto de cuerpos destrozados

y con una mente que ya no será una mente

 

el lenguaje que habían inventado los hombres,

por lo que parece,

había dejado de ser necesario para la comunicación humana


el humano que había sido creado por humanos sabios

creado por los grandes inventores de diosas y de dioses

había ingresado en la estadística de las especies raras

a punto de desaparecer


[ [ [ [ [

O  O  O O

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jueves, 15 de febrero de 2024

La noche en la ventana

 


en el cadáver exquisito 

quedaron atrapados varios


en el sentido del sinsentido

rodaron sus risas 


como un rosario de piedras preciosas

en las escaleras de la mente


un aire helado se filtró

donde los talleristas miraban

en el silencio de un ventanal de noche


allí encontraron los restos

de una risa congelada


algunos elevaron las manos

para ajustar el cuello de la gabardina


inútil fue hacer ese gesto

el frío permanecería


la risa congelada permanecería

como un pensamiento cayendo

en otros escalones lejos de la mente


permanecería el silencio

y la noche en la ventana enorme de la vida

permanecería




miércoles, 7 de febrero de 2024

Con el cielo por dentro

 


Contaba los cigarrillos que fumaba, y las copas, y mientras tanto, se iban borrando las nubes.

Contaba los días que no fumaba, y las noches en que dormía sobrio, mientras tanto, las pesadillas iban acumulando horas de insomnio, horas en que la muerte era la única realidad segura que abría las puertas para irse lejos.

Mejor fue que dejara de contar los baches en que se le rompía la calma, y los días que lo reventaban en todo momento.

Hoy ya no cuenta nada, no toca nada, no habla; se ha abandonado a la suerte de que el cielo permanezca dentro de la cabeza; asomándose entre un montón de abismos, imaginando hasta cuál abismo último estallará por completo.





domingo, 4 de febrero de 2024

Un ser nervioso

 


Hablaba de la perfección. Creía en la perfección. Pero le asustaban el movimiento y la enfermedad.

Le importaba mucho la evolución. Pensaba que la evolución era el sentido de vivir. Pero le aterraban la guerra, la destrucción y la muerte.

Suponía que vivir significaba la permanencia irrefutable. Pero cada vez, cada día, cada mañana que sucedían en su cuerpo, verse ante el espejo era aterrador.

Pasaron los años, y hasta entonces descubrió que la perfección era apenas la idea de un deseo suyo; que la evolución, para que ocurriera, era necesario que hubiera destrucción y muerte; que la permanencia en el vivir era ilusoria, que lo impermanente era lo único cierto y real, que vivir a diario era morir a diario, que nadie estaba para siempre, que nada y todo estaban como una condición de hacer posible el movimiento.

Gastarse era movimiento.

Dormirse era movimiento.

Crearse era movimiento.

Destruirse era movimiento.

La muerte, tal vez, era la detención absoluta del movimiento.

Que nada en ella estaba para ser permanente o impermanente.

Que nada en la muerte existía para declararse como cierto y verdadero.

El mundo no existía para la muerte.

La muerte no existía para el mundo.

Quien creía en la perfección era un ser iluso.

Quien pensaba en la imperfección era un ser nervioso.

Nervioso se sacudía en los temblores del nunca estar quieto.

La calma quieta de la paz era una idea sin fundamento histórico.





No había espacio

quería sonar como a eco de palabras sueltas como a sensaciones que se intensifican y  desaparecen  en el infinito tiempo no había espacio ni...