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jueves, 21 de abril de 2016

Aquella lluvia







Verdinegro bulto el de la gabardina sostenida con humores, inflada con el movimiento de las manos encerradas en los bolsillos. Todo el día y toda la noche oyendo el paso de la lluvia. Todo el día y toda la noche cargando el cuerpo en las calles.

     Cual émbolo, saltaba la cabeza y caía por entre el cromatismo de paraguas, y, también, toreaba con los faldones de la gabardina los cuernos de las bicicletas, yendo con las pestañas espurreantes en el parpadeo al ver, detenido en las esquinas, las placas de los automóviles que arrancaban tras las órdenes del semáforo.

     Limpió la frente con la manga verdinegra y vio hacia los edificios buscando el número (((otrora mágico))) sobre los dinteles, o entre los tachones de las puertas, el número sin magia ni misterio, un número ordinario que lo orientara para encontrar el metro de las sílabas que tendría la siguiente palabra del siguiente verso que improvisaría en otro día, en otro tiempo, en otra noche.

Versos y reversos.
Disparidades.
Desequilibrios rítmicos.
Jazz poético.
Mental.
Corazón y ojos marchando juntos.
Latidos asintóticos. Parábolas visuales.
            Voy hacia la ternura hacia los parques...
            La noche no cabe el día tampoco...

            Algo así. Como que recordaba ese andar con las manos en los bolsillos, rozando con las yemas las morusas del mendrugo, en otras calles de otra ciudad. O los instantes. Recitaba aquello que Fayad Jamís escribió:

El reloj aturdido el vaso de agua...
Su rostro como una mañana de llovizna y de sol.
Orden único de las cosas...
Algo así. Los instantes, tiempo minúsculo de mayúsculos órdenes entrevistos. Cada instante, un orden absoluto que muere a la llegada de otro instante.
Tantos órdenes cuantos instantes vividos en la absoluta inconsciencia.
Tantos desórdenes, tanta consciencia lancinante en la minúscula porosidad desbordada que se pudre ante esta vida incontenible.
Inconsciencia, subterránea historia intratada que se experimenta en un instante, que se pudre al contacto con las líneas firmes de la lógica.
Conciencia, contenido, recipiente limitado, seguro, satisfecho de ocupar un espacio firme.
Inconsciencia, mezcla infusa de órdenes que se viven a la vera de la muerte.

            
            Esta lluvia y los carros mojándote los choclos...



2 comentarios:

Gracias por asomarte a este blog de instantes

No había espacio

quería sonar como a eco de palabras sueltas como a sensaciones que se intensifican y  desaparecen  en el infinito tiempo no había espacio ni...