Cierra los ojos y ábrelos:
No hay nadie.
Países vastos como el insomnio.
Cierra los ojos y oye cantar:
El mediodía anida en tu tímpano.
Cierra los ojos y ábrelos:
Lo que no es piedra es luz.
La luz devasta las alturas.
El ojo retrocede cercado de reflejos.
No hay nadie ni siquiera tú mismo.
Otoño sin confines.
El poema todavía sin rostro.
El bosque todavía sin árboles.
La palabra se levanta y ondula.
Es una larga herida:
Un silencio sin mácula.
Precioso, me encanta Octavio Paz. Un abrazo!
ResponderEliminarYa lo creo que Octavio Paz es un poeta imprescindible, y actual, muy actual siempre.
ResponderEliminarAbrazos