Nada
hay en mí que sea cierto.
El desborde
al otro lado de las manos
Y de
los ojos
Aparece
en danza con fulgores.
Bocas
que se abren junto a otras bocas.
Cielos
que caen en los hombros
Y resbalan
y se pierden junto a otras bocas.
Pero
de este lado de la piel,
de
este lado incierto de verdad,
susurran
voces que hablan de un muerto
que
yace adentro de su caja,
con
su luz y con su sombra.
Me gusta cuando te animas con poemas, breves e intensos, y sobre todo inteligentes.
ResponderEliminarBesote