Uno se
va haciendo hilachas
O polvo
en los cajones de la historia.
Uno se
queda enloquecido por los siglos de los siglos
Que
aún están por venir.
Uno es
como un verbo raspando o incinerándose
En
múltiples sustantivos. Mientras por otro lado,
El
cuerpo de los días y de las noches se desparrama
Y se
rompe en explosiones breves.
Se divide
otro momento
Y
otro instante hasta quedar sumido
En susurros,
en variados juegos
Que
acaban como en eso.
Pensándolo
mejor, uno va acoplándose
A los
vacíos de verdad.
Son vacíos
como de un cristal que se hunde y hace
Que todo
lo podrido desaparezca,
A veces.
Hablaría
de siempre.
Pero
siempre es como hacer siempre lo mismo.
Aterra
el mismo inicio que acaba con los gestos de siempre.
Por eso
a veces es mejor dejarlo en las corrientes del aire
Sin
polvo y sin luz,
Sin
uno que cuente los grados de la temperatura
Y todo eso que mata lo mejor de uno.
"Uno es como un verbo raspando o incinerándose". A mí me gusta mucho cómo suenan tus versos, Bocanegra. Raspan el alma de luz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida Blanca, a veces el reloj y la realidad que actúan en este blog, hacen aparecer los comentarios a "destiempo" o bajo los velos de "otra realidad". En fin, que no había reaccionado a tu comentario por lo dicho poco antes. Pero te agradezco mucho mucho, que te detengas a leer los versos que por este lado suenan -me parece- en los desiertos más desiertos de este virtual mundo.
ResponderEliminarAbrazos