Me sacarán
los ojos y pondrán agujas largas, sucias de carbón, bajo las uñas de mis dedos.
Me romperán los dientes y cortarán mi lengua con el mellado filo de un serrucho.
Y aún así la vida continuará cantando en los ríos de silencio y piedra.
Me romperán los dientes y cortarán mi lengua con el mellado filo de un serrucho.
Y aún así la vida continuará cantando en los ríos de silencio y piedra.
Pero
ayer, sólo ayer, un dolor de codos oscureció mi mente.
Luego
fue como entrar a las entrañas de un volcán.
Todo
mi yo se evaporó.
Luego
de tragar incontables analgésicos, mi cuerpo se extravió en miriadas de lucecitas
verdes y amarillas, con fondos grises y azulencos.
Y llegó entonces un ardor, un dolor que/
Y llegó entonces un ardor, un dolor que/
Ríos
de sangre alimentaban las piedras de la muerte.
El instante del instante, del dolor, del no dolor que es ya la muerte, de la vida que se escurre entre dos aguas. Ay Paquito, un instante gitano y eterno, entre dos aguas te quedas porque te vas para siempre.
ResponderEliminarLa vida sobre todas las líneas, dolientes y alegres,tranquilas y violentas.Pero "si calla el cantor..." tú sabes bien qué es lo que sigue.
ResponderEliminarAbrazos