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martes, 14 de agosto de 2012

El espejo roto










Estabas del otro lado del espejo. 

Estabas contemplando el negro de tus ojos, 
el  futuro que era ya cosa del pasado,  
el presente 
con su corte umbrío de soledad y nunca.

Estabas con los hombros en alto,
la cabeza flotando sobre el pecho.

Los cabellos negros hacían huecos en la piel.

Ahí fue el lugar o había sido el lugar de muchos besos, 
de muchos temblores y pozos fríos, 
negros como la hora última.

Sin levantar el rostro avanzaste.

Entre todos esos pedazos de cosas descompuestas, 
entre todo ese griterío de dudas, 
entre tanto fragmento encontraste la sombra que te había acompañado 
hasta otro día.

Regresaste. 

El espejo estaba roto ya. 

Roto como toda tú.

Entre las piernas estaba el resto de brumas 

resbalando como la sangre de una tarde última.















2 comentarios:

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