Lo preguntaste
así,
del
lado abierto de tu sombra:
“¿Qué
puede haber antes del principio?”
Y ella,
con la tarde acariciando la plaza vieja,
levantó
las manos y las apretó en el aire, diciendo:
“Puro
caos. Puro silencio. Puro abismo”
Los pardos
postes hasta el paso abierto
de los
ojos hacia otros ojos acompañaron,
fueron
testigo de las risas y los pájaros.
Vinieron
otras preguntas / otros silencios
breves
historias con fondo de ventanas reflejando /
escondiendo
mentiras y verdades.
Se fueron
sin la plaza llena en los labios;
tú con
el pensamiento hasta la sombra,
y
ella dejando el cuerpo en las miradas
encerradas en un paso lento/seco, agrietado...
Y
luego otra vez la imaginación
como
principio único / verdadero
en ella / en ambos
tan
cierto como sus ojos negros...
De tarde / de noche
p'a siempre.
Ha sonado a despedida romántica... pero no eterna... besos!
ResponderEliminarEn absoluto. Este instantario seguirá hasta que el lenguaje aguante.
ResponderEliminarUn abrazo