Duerme
el niño bajo una mano abierta.
El
corazón es inútil colocarlo a esa hora:
Está
todo tan lleno de nubes en su boca
Que
es inútil ponerse a pensar / o a preguntarse
Por
qué la imagen se ha desparramado
Y vuelto sombra.
Y vuelto sombra.
Ayer,
sin ir más lejos, supe que nací ciego a las ocho en punto
De
un día treinta de febrero.
Me llenó
de escalosfríos saberlo.
Si el tío Arcadio no me lo hubiera dicho, yo habría estado seguro,
Todo el tiempo, que había nacido con los ojos muy abiertos:
Todo el tiempo, que había nacido con los ojos muy abiertos:
Mirando el mundo.
Duerme
el niño bajo una lluvia de palmeras.
El
llanto es otra cosa, distinto de lo que esa lluvia representa:
Está
todo tan callado en su piel de caramelo,
Tan
quieto y dulce el gesto en que sus labios
En
que sus manos reposan bajo la tarde,
Que
es mejor levantar el cuerpo e irse hasta la noche.
)))
Ayer
supe que no estoy enfermo de imaginación,
Y que
la razón es la única cosa pobre que no da
Para
decir mucho: ni siquiera una gran mentira que haga
Reír
o dar gritos a la abuela. Es más, ni siquiera ayuda la razón
A vivir entre los días y las cosas.
Sin ir más lejos, ayer el tío Arcadio me confesó una verdad
Que me hizo temer lo peor.
Lo peor es que me la dijo cuando ya había caído la noche.
Momento supremo para dormir con el día entero atado a los pies.
Si el tío Arcadio no hubiera entrado a casa, o si mejor se hubiera callado:
La noche no habría matado los días aquellos en que la risa
Era todo lo únicamente verdadero.
))))
Tan
ajena a la vida,
Tan
sola,
Tan
sola y sin luna,
Enloqueciendo
en su noche:
Pobre
de la razón,
Tan
sola en su montaña coronada.
Parece una nana para dormir a un niño. Un abrazo!
ResponderEliminarPodría ser. Está todo tan lleno de noche, que las manos sueltan cordones de colores para las horas de la madrugada.
ResponderEliminarUn abrazo