Hoy no
he matado una sola mosca, a pesar de que he visto varias volando; incluso hubo
una que se detuvo en el redondel de la taza en que he estado bebiendo el té desde
hace una hora, y no hice más que verla con admiración. Se quitó la sed, rascó
un poco en la punta de su cara y voló como cualquier mosca.
Ayer
habría reaccionado diferente. Habría tomado la taza y habría perseguido a la mosca para vaciarle, al vuelo,
todo el té.
Hoy no.
Precisamente
hoy, como a eso de las 7:35 de la mañana, me nació la sensación de estar en el
día único. Es por esto que, al ver la mosca que bebía en la tibia estilación
que mis labios habían dejado en el redondel de la taza, comprendí muchas cosas
que antes sólo habrían sido palabras dispuestas en un orden de superficial
gramática. Fue una sensación que poseía la semántica de la caosmosis
En ese preciso instante supe que la mosca, como yo en la redondez de la tierra, vivíamos para beber hasta lo imposible, con la sed de todo lo que está vivo.
En ese preciso instante supe que la mosca, como yo en la redondez de la tierra, vivíamos para beber hasta lo imposible, con la sed de todo lo que está vivo.
Inquietante el texo, maravillosa la música, Stravinsky uno de mis favoritos :) ¡besos!
ResponderEliminarQué bonito, me ha encantado, sencillo y precioso!!
ResponderEliminarUn gustazo.
besos dominicales