Hace
tiempo ya que el yo se esfumó
o se
fue de bruces en lo recóndito
más
lejano.
Hace
tiempo que los abuelos no han
entrado
al bodegón en el que yo
se
bebía la tarde y acababa noche
y
harto de madrugada.
Hace
tiempo que los goznes
de
la puerta añeja no chillan ni
hacen
esconder la cabeza al gato
ciego
que se quedó para morir
en
esta casa.
Hace
tiempo que se perdió
la
nube en la mañana que hacía
llover
minutos
en
medio de una hora aciaga.
Hace
tiempo y vida y árboles
que
se han deshojado bajo un
cielo
azul a veces
y
ahora el yo que lo hacía
despedazado
en sueños ha venido
a
que le dé las buenas noches
y un
trozo de algo fresco
o
tibio como un pezón de joven madre.
“Buenas noches” dijo el yo, y se volvió
al
recóndito más lejano
en
que descansa o muere
por
meses…
Hace
tiempo...
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Gracias por asomarte a este blog de instantes