El isco
de uvas negras entrampado con gusto a muchorilla
Pero
un poco antes el soneto áspero de místicos orantes
Estalló
en las membranas de la esfera.
Después fue suave lima en los labios
Sacariciando
tanta molécula con el jugo seco
Estilando
en toda la piel de ambas partes
Con puntos quemados ardiendo
Con puntos quemados ardiendo
Y sumas de párpados hasta el amanecer
Hasta más no comprender cómo fue ese gesto y esa voz
Esa
palabra fácilmente pronunciada entre sucios pensamientos.
Fue otro lenguaje
Otra
sensación
Otro hueco listo para llenarlo de temblores.
El
isco y el gusto a muchorilla continuaron
En
la esfera rota de oscuros corredores.
Recoges toda la tradición dorada en un erotismo con regusto barroco. Me gusta.
ResponderEliminarQuerida Patricia, es dorada y fina tu sensibilidad. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo al más puro barroquismo