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viernes, 29 de septiembre de 2023

Cuatro enemigos

 



Miedo. 

Claridad. 

Poder. 

Vejez. 

Estos son los cuatro enemigos que hay que vencer, si uno quiere hacerse un hombre de conocimiento. Es sobre estos cuatro enemigos que Juan Matus va a ofrecer las enseñanzas a Carlos Castaneda.

          Si es así, que hay que vencer los cuatro enemigos para hacerse un hombre de conocimiento, es probable que Carlos Castaneda haya llegado a serlo cuando alcanzó la vejez; o tal vez no.

          La cuestión es ¿cuándo inicia la vejez o cuándo realmente se puede experimentar que se ha alcanzado la vejez? ¿La vejez es cuestión de haber cumplido tal cantidad de años de vida?

          Según recuerdo, para don Juan Matus, vencer el miedo no significa hacer que el miedo desaparezca del cuerpo y de la mente de uno, sino que, a pesar de tener miedo, hay que continuar en la búsqueda del conocimiento. Esto es: no hay conocimiento sin miedo. O mejor, en todo conocimiento existe un riesgo, y es este riesgo el que crea la sensación de miedo.

          Cuando se ha podido continuar avanzando en las rutas del conocimiento es cuando se alcanza a percibir con claridad las cosas que existen en el mundo. Pero es una claridad en la cual no hay que confiarse todo el tiempo. Podría suceder que dicha claridad se acabe convirtiendo, en el individuo, en una costumbre. De tal manera, que la costumbre hace que uno vea las cosas que hay en el mundo como si tales cosas fueran siempre las mismas. Pero las cosas nunca podría ser las mismas cosas para aquellos que andan en busca del conocimiento.

          Avanzar para alcanzar conocimiento es no acostumbrarse a vivir en la claridad de verlo todo como inalterable. Vivir en la no costumbre hará posible que uno se encuentre de cara ante la realidad del poder. La realidad del poder es una sensación de alta vigilancia que hace que la costumbre nunca entre y se apodere de la mente ni del cuerpo. Sólo esta realidad de poder permitirá crear nuevas condiciones en las que habrán de surgir nuevas realidades; nuevas realidades que harán las veces de alcanzar conocimientos de poder. Conocimientos de poder serán las realidades que en el cuerpo y en la mente suceden y que nunca permanecen, que se saben pero que nunca se tornan en objetos ni en formas permanentes de saber. Según esto último, podría afirmarse que el saber ocurre toda vez que se vive con intensidad la inmanencia de la realidad, inmanencia que ocurre en la fuerza de lo impermanente.

          En cuanto a la vejez, como el cuarto enemigo a vencer, habrá que estar viviendo el tiempo y el espacio en tantas formas cuantas el miedo, la claridad y el poder hayan hecho posible experimentar en quien busca hacerse un hombre de conocimiento. La vejez será el momento culminante en que la vida se ha vuelto un océano cósmico, y quien habita en ese océano cósmico, en absoluto se aterrará de padecer todas las fuerzas y las energías que lo harán sentir poco menos que una gota de agua en el caosmos.






miércoles, 20 de septiembre de 2023

Un loco quien escribe aquí

 




Quien aquí escribe, hace varios o muchos años que perdió la cabeza, o quizás más que eso. Sólo a un loco se le ocurriría pensar que hay lectores interesados en las palabras que aquí deja colgadas como mensajes en botellas al mar. No sabe que en este mundo sólo hay información por números, por cifras, con símbolos de un complejo sistema por donde se fraguan intereses que en absoluto tienen que ver con el arte ni con la poesía. 

La literatura no es importante en nuestros días. 

El pensamiento no es importante en nuestros días. 

La reflexión filosófica no es importante en nuestros días. 

Trabajar para crear un mundo mejor no es conveniente en nuestros días.

La sensibilidad ha sido expulsada; ha sido catalogada, subrepticiamente, como una enfermedad a la que hay que desterrar de los cuerpos que aún siguen pareciendo humanos.

Y ahora vienen las intenciones de asesinar a la inteligencia humana. Quieren hacer lo mismo que han venido haciendo con la sensibilidad; destruirla, borrarla del genoma. 

Ya ni siquiera se trata de comprender que la historia está siendo contada por un idiota. Al mundo mismo lo están convirtiendo en un auténtico idiota. 

En el mundo de estos días la sensibilidad no guarda sentido de correspondencias necesarias, resulta incoherente con la riqueza que hacen posible los grandes negocios en el mundo digital. Incoherente ante tanta miseria, ante tanto odio, ante tanta destrucción de pueblos y de lenguas y de culturas. 

La sensibilidad es una enfermedad que quieren destripar a base de metralla informativa y performativa. Con el heliogábalo de la política como el gran volcán. 

Aunque parezca todo lo contrario, aunque parezca que hay mucha sensibilidad y mucha creatividad y mucha literatura y mucha poesía. Lo cierto es que sólo hay negocios, sólo hay búsqueda de riqueza, sólo hay estafa, sólo hay impostores, sólo hay mierda desbordando las mentes ambiciosas en todo este mundo de sofisticadas famas y riquezas concentradas.

Pareciera que vivir sólo tiene sentido si se alcanza fama y fortuna. Ya no el trabajo como un derecho para alcanzar la dignidad del ser humano. Pareciera que trabajar va contra todo sentido de dignificación humana. Pareciera que vivir se ha vuelto más un asunto de competencia que de empatía o que de compasión por el otro.

Quien escribe aquí no sabe que la literatura y la poesía han dejado de interesarle a los habitantes de este mundo. No sabe que el mundo está mucho más interesado en la Inteligencia Artificial y en las Bolsas de Valores y en mantener cautivos a los millones de internautas a través de contratos que nada tienen que ver con la vida ni con nada que se le parezca.  

Quien aquí escribe, ha perdido la razón y no lo sabe. Pero es necesario que escriba, que siga escribiendo, que siga creyendo que hay cientos, miles, millones de lectores interesados en la poesía y en la literatura. No sabe que esa realidad de lectores es una fantasía suya; no sabe que esa realidad se compone nada más que de algoritmos, de cifras, de símbolos y de engañosas gráficas que llevan a pensar que el arte existe, que la humanidad existe, que la literatura tiene sentido, que las palabras en el poema significan y seguirán significando en alguien más que no sea sólo una sombra de un cuerpo encerrado en un número o en un seudónimo.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Añoranza de otros mundos




Después de quince minutos 

de entrar y de vagar por los corredores del FB, 

como otras veces, me surge la necesidad de encontrar 

en el blog la paz, la quietud y la añoranza 


de otros mundos posibles.


Es aquí donde el silencio, 

a veces acariciado por alguna música, 

me hace pensar en todo lo que se esconde 

detrás de una ventana. 

Sobre todo cuando se mira a uno de los balcones 

del edificio de enfrente, 

poco antes del amanecer, 

poco antes de dar el último trago 

al café, 

poco antes de que el sol salga y entre 

a la realidad donde ni mis ojos 

ni mis pensamientos alcazan 

para comprender 

la vida de tantos seres en el mundo.


El mundo... el mundo 

que ha ido perdiendo tanta belleza natural.



 

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Estudio No. 62

 



Estaba en el lodo, sintiendo cómo, en sus pies desnudos pululaban sensaciones. Sabía que era así como el polvo había dejado de ser un capítulo clausurado dentro de sus ojos. Ahora el agua era una mano limpiando el presente de su carne. Era su carne un terrón que iba desbaratándose en las sensaciones de sus pies desnudos.

Nada había más que el desnudo instante de estar con los pies envueltos por el lodo. La sombra era apenas un tímido fantasma que luchaba por escapar del fango.  

Fango negro.

Para sus pies, se había hecho el agua una ficción. La única realidad palpable que se pronunciaba en la palpitación de sus sienes, estaba en las grietas de la piel.





Astillas de luz

flotaban astillas de luz sobre un camino perlado de silencio y rocío