Buscar este blog

jueves, 15 de diciembre de 2022

Ante el espejo

 




En el espejo no estás. En otra época, quizás, te habrías asustado. El rostro que ves en el espejo no guarda ninguna relación con el rostro que hay dentro de ti. El que hay dentro de ti sólo se asemeja a una sensación de cansancio. El cansancio no tiene rostro. Pesa y te duele. Es una sensación que duele.

          A veces el día podía tener lunares en el aire. Hoy el día amaneció con lunares. A donde fijaras la mirada, escurrían los pequeños puntos negros sobre las cosas. Mientras fue avanzando el día, los lunares fueron cediendo el lugar a ciertas grietas de luz. Eran filosas uñas luminosas flotando en el aire. Cortaban la calma. Herían el instante hasta punzar toda tu carne.

          Cerraste los ojos para contemplar el fondo oscuro por el que iban y venían las imágenes de tu pensamiento. Decir tu pensamiento era decir el cansancio en el que vivías dentro de ti.

Tu pensamiento es el cansancio que se niega a reconocer la existencia de quien aparece en el espejo. Abres los ojos. La respiración es lenta y superficial. Inhalas con más profundidad y sueltas el aire a un ritmo suave. Lento el parpadeo. Supones que el cansancio podría desaparecer si atiendes el ritmo de tu respiración pausada, profunda y con exhalaciones hacia el infinito.

El espejo ha desaparecido.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por asomarte a este blog de instantes

Sombras en la herrumbre

Y cuando hubo abierto el séptimo sello, siguióse un silencio en el cielo, cosa de media hora. Apocalípsis El cielo se llenó de satélites, de...