-Me
asusta la perfección. Por eso huyo de ella.
-¿Existe
la perfección? ¿En verdad existe o es una invención?
-Existe.
Es real. Es tan real como una mano o como el cielo mismo.
-Y
entonces, ¿por qué te asusta?
-La
perfección, cuando la veo y la toco, es tan poderosa que me hace desaparecer. Toda
ella
me tira hasta lo más hondo de las sombras.
-¡Qué
difícil debe ser vivir así!
-¿Cómo?
-Así,
como tú, asustado por la realidad de una mano.
-En absoluto
vivo asustado por la realidad de una mano.
-Pero
entonces, ¿por qué te asusta la perfección?
-¿Quieres
que volvamos a iniciar?
-Sí.
Siempre es agradable iniciar con las cosas que parecen no tener fin.
-¿Te
agrada padecer el infinito?
-Para
nada. Prefiero, antes bien, lo indefinido.
-Ya
veo.
-¿¡Qué!?
-En
lo que iremos a acabar…
-Yo
también así lo creo. ¡Es tan indefinido todo!
-O
tal vez tan perfecto…
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Gracias por asomarte a este blog de instantes