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sábado, 24 de septiembre de 2011

Sin ofrendas



No había espacio para el no
Ni tiempo para soltarlo de repente.
Demasiado mundo estaba oyendo
El rumor de los cuerpos en la superficie
Demasiado cielo se iba oscureciendo
Para detener la tormenta
que sin falta alcanzaría a cubrirlo todo.

2 comentarios:

  1. A veces no se puede detener la tormenta pero sí refugiarse :)

    Abrazos.

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  2. En efecto. Hay que saber dirigirse a las zonas de refugio.

    Abrazos

    ResponderEliminar

Gracias por asomarte a este blog de instantes

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