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domingo, 24 de mayo de 2015

Tarde intempestiva








y si el maestro nos atemoriza
pidamos consejo a la suprema naturaleza.

Hölderlin


En una hora todo se oscureció.
Retumbó el cielo sobre fuerte aguacero.
Al poco salió el sol y
El cielo
Todo abajo se aclaró.
Quieto el polvo

Todo se olvidó.





3 comentarios:

  1. Gracias, amiga, por tus palabras; ya en ésta como en la anterior entrada.

    Abrazos

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  2. Quieto el polvo, nos olvidamos, una vez más, de su eternidad... Cuando la suprema naturaleza, con su "lógica" aplastante, nos atemoriza, da gusto haberse cruzado con profesores como usted.

    Le dejo el vínculo: www.scriptorium.tk

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Gracias por asomarte a este blog de instantes

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