y si el maestro nos atemoriza
pidamos consejo a la suprema naturaleza.
Hölderlin
En una
hora todo se oscureció.
Retumbó
el cielo sobre fuerte aguacero.
Al poco
salió el sol y
El cielo
Todo
abajo se aclaró.
Quieto
el polvo
Todo
se olvidó.
Silencio y oscuridad, almas gemelas. Besos
ResponderEliminarGracias, amiga, por tus palabras; ya en ésta como en la anterior entrada.
ResponderEliminarAbrazos
Quieto el polvo, nos olvidamos, una vez más, de su eternidad... Cuando la suprema naturaleza, con su "lógica" aplastante, nos atemoriza, da gusto haberse cruzado con profesores como usted.
ResponderEliminarLe dejo el vínculo: www.scriptorium.tk