en la calle de una santa
sin Napoleón ni tijeras
merodeaba un perro
allá una ventana en cortinas blancas
hacía el secreto de una figura quieta
humana y pensativa
el perro seguía en sus pasos la imagen de un mundo ajeno
en la mañana
aquí una puerta y un batiente de cemento verde
al mediodía
Shhhh...
viene el afilador de cuchillos y tijeras
viene como un tren en la madrugada
a las cuatro treinta de la tarde
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Gracias por asomarte a este blog de instantes