Una secuela
de sueño –de otro sueño- se interpuso en el diálogo.
En éste
se hablaba de un viaje a Piedras Negras
De retenes
y de amenazas de muerte.
En la
secuela de sueño estaba otro paisaje
Otra
ciudad que había sido abandonada por todos.
Quienes
hablaban estaban sentados sobre el tronco
De un
árbol tirado, muy cerca de las aguas de un lago en paz.
En la
ciudad del sueño las voces y los gritos habían desaparecido.
En el
agua los destellos obligaban a entrecerrar los ojos.
No muy
lejos de allí, estaban las garzas tristes
Y varios
perros que ladraban al viento.
Qué tienen las ciudades abandonadas que nos sugieren tanto, que nos provocan esas emociones tan raras e intensas...
ResponderEliminarMe encanta....
Me parece que tienen la ausencia que tanto inquieta.
ResponderEliminarGracias, querida amiga, por tus palabras.
Abrazos