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domingo, 22 de marzo de 2015

Aturdido de sueños






Se me ha desbaratado el creer. Ha ido a colmar los huecos entre el lodo y el hocico de los marranos. De allá es que llega el tufo que obliga a cerrar las puertas, las ventanas y a desdoblar recordatorios que habían quedado metidos entre las hojas de varios libros. Increíble me ha parecido tener entre los dedos una servilleta con el par de labios estampados: un beso en color magenta, ya seco por tantos años de olvido, y debajo una frase que decía la hora y el lugar para vernos ese día; está también la tira de papel amate con sus colores figurando nubes y montañas, y no acabo de recordar cómo fue que llegó a permanecer tanto tiempo entre las páginas de Cien años de soledad; están otras formas y otros mensajes que dejo estar sobre la superficie astillada del escritorio, junto a páginas con anotaciones.

Aturdido de sueños, coloco los audífonos y abro una página musical en youtube. Quiero quitarme de la cabeza la imagen de ese circo al que habían llegado los payasos con ametralladoras y habían abierto fuego contra todas las familias asistentes. No me explico cómo es que la escena de esa película alemana (Cuando los payasos lloran) volvió a representarse en el sueño. Ni la voz de Lydia Lunch y sus acompañantes lograron borrar las bocas y los gritos estridentes que exigían atención médica. Esto no pudo haber ocurrido en la película; únicamente en el sueño. Cierro los ojos y trato de apreciar todo eso que expresa Lydia Lunch entre discordancias y ritmos obsesivos. 

El cráneo –como la bóveda de un estadio hipermoderno- se abrió y comenzaron a sonar los helicópteros de otro sueño, el cual jamás habría sido recordado, de no ser por la poderosa fuerza de los ritmos y de las disonancias con que Lydia Lunch y sus músicos raspaban las paredes cerebrales.


Lo que siguió fue un rompecabezas que acabó haciendo polvo mi paciencia. Clara señal de que el día había muerto en un instante.



2 comentarios:

  1. Muy tuyo estilo de narrar los sueños. Me resulta irremediablemente maravilloso.
    Hacía mucho que no escuchaba ni pensaba en Lydia Lunch...qué cosas me traes al pensamiento. Verdaderamente genial!

    besos como ensoñaciones

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  2. Gracias, querida amiga. Siempre serán tus palabras un paraíso en medio del infierno.

    Abrazos como nubes

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Gracias por asomarte a este blog de instantes

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