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viernes, 26 de septiembre de 2014

Un día difunto





Y pensar que antes podía permanecer íntegro, quieto en el estudio, hasta llegar al sueño de esa escritura apuntada en hojas de infinita saciedad.

((( ¿por qué es que esta voluntad ha renunciado al encanto de las mentiras en verdad?
¿qué ha sucedido para que haya querido dejar caer la cabeza en otras aguas menos límpidas, menos frescas pero más frías que una madrugada de febrero? )))

Preguntas que antes pudieron erizar mi ánimo, hasta quedar sin aliento por la búsqueda de respuestas, hoy no son más que bultos abandonados por las manos de otra época.

Hoy me confunde la confusión de las ruedas imparables en los caminos sin fin.

Hoy es un minuto apenas, de las 24 horas del día, que me veo despierto.

Hoy es un día de años escondidos en algún lugar de mis huesos.


En fin, hoy es un día difunto.



3 comentarios:

  1. No hay nada mejor que morir un día, para nacer al siguiente :)

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  2. En efecto, esto debiera ocurrirnos siempre, o casi siempre.

    Un abrazo

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  3. Cada día me gusta más lo que escribes. Sin duda, hay días difuntos. Qué bien conoces el alma humana, amigo.
    Besos muy vivos

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Gracias por asomarte a este blog de instantes

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