Y pensar
que antes podía permanecer íntegro, quieto en el estudio, hasta llegar al sueño
de esa escritura apuntada en hojas de infinita saciedad.
(((
¿por qué es que esta voluntad ha renunciado al encanto de las mentiras en
verdad?
¿qué
ha sucedido para que haya querido dejar caer la cabeza en otras aguas menos
límpidas, menos frescas pero más frías que una madrugada de febrero? )))
Preguntas
que antes pudieron erizar mi ánimo, hasta quedar sin aliento por la búsqueda de
respuestas, hoy no son más que bultos abandonados por las manos de otra época.
Hoy me
confunde la confusión de las ruedas imparables en los caminos sin fin.
Hoy es
un minuto apenas, de las 24 horas del día, que me veo despierto.
Hoy es
un día de años escondidos en algún lugar de mis huesos.
En fin,
hoy es un día difunto.
No hay nada mejor que morir un día, para nacer al siguiente :)
ResponderEliminarEn efecto, esto debiera ocurrirnos siempre, o casi siempre.
ResponderEliminarUn abrazo
Cada día me gusta más lo que escribes. Sin duda, hay días difuntos. Qué bien conoces el alma humana, amigo.
ResponderEliminarBesos muy vivos