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miércoles, 6 de diciembre de 2023

¿Dónde estoy?




-Tú, ¿quién eres? -Preguntó el viejo de cabellos grises y largos, con la mirada de un niño asustado.


La mujer sonrió desde donde estaba parada, a un par de metros del hombre. Contestó con una voz tranquila y sin prisas:


-Soy yo, papá, tu hija.


El hombre, sentado sobre la orilla del colchón, entrecerró los ojos  y dirigió la mirada a la cara de la elegante mujer, quien, a su vez, lo miró impasible y con las manos flotando muy cerca de sus pantalones de pana verde:


-¿Quién eres? ¿Dónde estoy? -Insistió el hombre.


La mujer dios varios pasos y se detuvo ante el ventanal iluminado por la tarde; allí permaneció varios segundos, contemplando la quietud de los álamos y el movimiento de los niños que jugaban en el parque. 

Después de untar los dedos en la suavidad de su cuello, giró el cuerpo y fue a sentarse junto a su padre.


-¿Estás bien? -preguntó ella, con el mismo tono que utilizan los médicos a sus pacientes.


El hombe cerró los ojos, tal vez para buscarse dentro de sí mismo, y dijo, después de un minuto:


-¿Dónde estoy?


La mujer apretó suavemente la rodilla del viejo; suspiró y se levantó. Antes de retirarse, dio unas palmaditas al hombre y se despidió diciendo:


-Descansa, papá. Descansa.





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