Menesteroso, me dispuse a buscar la guitarra en el departamento. Necesitaba hacer con mis dedos otro lenguaje. Busqué en todos los rincones, que no son muchos, porque, en realidad, el departamento es muy pequeño.
Después de tres o cuatro minutos, descubrí que la guitarra la había dejado en otra ciudad y en otras manos. Hasta entonces recordé que, en realidad, yo ya no tenía guitarra.
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Gracias por asomarte a este blog de instantes