Una costumbre,
Más que una tradición.
Un día y siempre el mismo día,
Como el reloj puntual del despertador
Que punza en las membranas del sueño.
Así los hechos que me desconciertan
Y que me colocan en la amarga boca
De un silencio oscuro.
Una caída es siempre
El resultado en esa hora que suena
Y que punza de otro modo a otras horas,
Pero en el mismo cuerpo,
En la misma mente del sueño
En que los días son siempre los mismos días
Punza y me desbarata en su silencio de boca amarga.
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