Para los sonámbulos
que viven atrapando sombras
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Era
normal que Equis Lado hablara de lo que habían dicho otros. Era normal desde
que en los libros –ciertos libros- se hablaba de lo que habían escrito y pensado
pocos. Equis Lado sabía que así ocurría el movimiento de lo intangible. Pura
imaginación llevada al paroxismo. Pendular ocurrencia que flotaba e iba de lo
real visible (((legible))) hasta lo irreal imaginable. O a la inversa, también:
ir de lo real imaginable hasta lo irreal visible (((tiempo y espacio alucinados
/ entrevistos))) Y si no, allí estaba y continuaría existiendo el palimpsesto
como recurso conceptual para asegurar exégesis y creaciones de diverso calibre.
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Pero
acá en el escenario, donde los zapatos del director de orquesta hacen un
perfecto contraste; tanto en definiciones de oscuridad y brillo como de
equilibrio y desequilibrio al límite, afirmaríamos que el decir y el intepretar
se pronuncian de otra manera. Y si abandonamos los zapatos del director a la
imaginación del que tiembla y teme la posible torcedura -o también caída ante
el silencio de los músicos, tan concentrados en su mundo -, bien podemos casi
escuchar la sentencia del dedo que apunta hacia un rumbo más bien desconocido,
al mismo tiempo que nos convertimos en la mirada de todos ellos –músicos
visibles de la orquesta- que se apartan del pensamiento de las palabras y
transmigran hasta el más allá de lo audible y de lo inesperado en consecuencia.
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Una micronovela
podría ser todo esto, saturada de malentendidos y maldiciones por lo bajo. O
también una frase oculta entre los pliegues y repliegues de lo que busca ser
expresado. Pero es también o quiere ser también el preámbulo de una obra casi
onírica.
Poesía
de lo casi real / poesía de lo casi irreal.
Lo
incierto, entonces, como verdad porosa.
La
noche como poema absoluto / como historia guardada en abismos.
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Equis
Lado habría dicho algo distinto, aunque creyera todo lo contrario, que había
expuesto exactamente la idea del otro, el pensamiento del otro. Obsesión insana
la suya, por descubrirse en las fuentes de los ríos subterráneos de la verdad,
cuando lo cierto es que todo venía quedando en los renglones de la mímesis.
Esoterismo
arreglado, disfrazado, escribiría alguien distante de esos círculos herméticos.
Kitsch
ad hoc, pensaría el que introdujo a Equis Lado en esta mircronovela, y
subrayaría todo un párrafo, el cual iría a parar a la zona de los comentarios
anotados, con grandes palabras en mayúscula y concepciones oscuras. Cuanto más
oscuras las ideadas concepciones, mejor para el gusto del gremio al que
pertenecía Equis Lado.
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¿Y
el director de la orquesta? Sin sombra. Como un auténtico fantasma a punto de
echarse al viento.
By Eduardo Arrona
Difícil papel le has otorgado al Sr. Equis-Lado y por supuesto el director de orquesta sin sombra otro problema onìrico. Me gusta como escribes.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Gracias, estimado Fus. A veces así se presentan las figuras en el relato: poética del misterioso azar.
ResponderEliminarUn abrazo
Cómo se nota que eres lingüista!! admiro tu constancia y la calidad de tus escritos..maravilla constante.
ResponderEliminarUn abrazo entre letras
Querida Miette, gracias por tus palabras. En mi caso, sinceramente, escribir es una necesidad. He aquí el por qué de mi constancia. Y en cuanto a ser lingüista, en realidad no me asumo como tal.
ResponderEliminarUn abrazo