Para quien
habla en el ruido
sintiendo
el peso del vacío en sus hombros;
para
quien se mira en el espejo y tira
un escupitajo
contra el rostro suyo;
para
quien se ahorca en las ramas del yo
y
muere lejos;
¿hay
algo más que la verdad fingida,
hay algo
más que el horror de estar de pie
cada
mañana y cada tarde y cada noche;
hay
algo más que salir y cerrar la puerta,
todos
los días a la misma hora?
Los ruidos como la tarde,
la grieta
como la araña adentro,
y la
luz que se ha derrumbado
en el
otro extremo del suicida
que
cuelga,
que chorrean
los pies
en
otro tiempo sin palabras.
¿Es así
que se ha olvidado el rostro en el espejo,
que se
ha destruido la sensación de estar enfermo,
que se
ha dejado para siempre el insomnio,
que se
han perdido para siempre todos los días
de la
misma hora en que se iba y cerraba la puerta…?
Sublime simultaneidad...
ResponderEliminarComo ese que recuerda como reduce su paso cada vez que intenta caminar. El que intenta mover sus brazos o sus manos y no recorre nada.
ResponderEliminarComo siempre querido amigo, soberbio!!
ResponderEliminarQué bien que nos dejas estas maravillas para amenizar los días.
besos
Gracias, generosos lectores, por sus palabras sinceras.
ResponderEliminarUn abrazo