Historia
fue aquello de que con el uso de las manos el hombre había dejado atrás la
bestia. Y junto con las manos, es verdad, devino la forma erecta, y después de
otras épocas surgieron los fondos de la lengua. Es cierto que al decirlo así,
es tanto como quitarle sombra al plural de las manos que modelaron los rostros
de las noches y sus gozos. Porque con las manos no sólo fue atrapada la manzana,
y puesta en sacrificio la verdad en sus paraísos, sino que, además, con las
manos surgieron muchas otras historias, hasta el colmo de quitarle oscuridad a
inciertos hechos conservados en la piedra de las cuevas.
Otras
cuevas hay insinuadas en los mundos de Internet. En éstas lo rupestre se ha
transformado y dado origen a una complejidad fantástica de historias que se
fugan y desaparecen en un instante.
Las estrepitosas guerras han comenzado, y
son guerras en las que se busca conquistar los espacios de esta otra clase de realidad virtual. Ya no
son países ni estados los que aparecen en tales guerras. Tampoco son batallas
que ostenten generales. Lo que hay son escudos blasonados de anónimos conquistadores
dueños de horas, de días y noches y sueños de millones de innombrables rostros
apantallados.
Hay música
y un poco de revolucionaria poesía en estas otras cuevas. Erotismo y pornografía hasta la náusea en sus imágenes. Pero
hay más de negocios y de mercadeo y de estulticia en este nuevo y enredado mundo. A la vez, existe el código
del cada quien su doble vida y desde luego que se ofrece el esquizo en muros negros y azules...
Pero esto
es apenas el inicio de las guerras porvenir. Lo que devendrá, quizás,
será y no será atestiguado por alguien cierto y verdadero. Todo quedará en la memoria cósmica, flotante al igual que todos sus satélites.
TODAS LAS MANOS
DISPUESTAS EN EL CANTO
DE LOS OJOS /
HA SIDO OBRA
DE
Eduardo Arrona