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martes, 26 de julio de 2011

Interludio

Cuántas hojas en el árbol
Cuánta música de troncos y luna
Cuánto sol atravesando ventanas
Cuánto aire, color y savia.

Luego aparece el absurdo
en otras cantidades.
Hace pensar que nada
debe ser para estar sólo en la mirada.

Cuánta belleza en las mujeres
Cuánto dolor en la ausencia
Cuánta palabra descompuesta
Cuántas cosas, cuántas formas y fragancias
que nos abandonan
en el vacío de las horas.

Y entonces viene el olvido
y la destrucción que nos recuerda
que nada es para siempre.
Viene como aroma de colcha nupcial,
fresca en toda su alegría,
amarga en el lugar que ocuparon
tantas manos
tantas bocas
tanto deseo.

Cuánto pensamiento muerto en fórmulas
Cuánto cuerpo ahíto de tanta espera
Cuántos dedos rotos en el marfil
de las teclas negras y blancas.

Y de nuevo el más viejo de los absurdos
nos golpea el corazón,
nos hace padecer la entraña ardiente
de la ambición ilimitada.
Llega con su cauda transparente y desgarrada
colgando de incontables épocas.

3 comentarios:

  1. Intenso interludio, que me transmite pasión y melancolía. Un poco de luz y un poco de penumbra.

    "Cuántas cosas,
    cuántas formas y fragancias
    que nos abandonan
    en el vacío de las horas."
    Precioso y cierto, ;)

    Un abrazo.

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  2. Gracias por los versos que subrayas y comentas. Es tu sensibilidad la que participa y hace de este espacio poético algo "precioso y cierto".

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Qué bonito! Muchas gracias por tus palabras, casi me siento como en casa :)

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