Probando otra vez la noche
con el sueño de los que llegan
y se hunden en los pudrideros
de un día completo:
Amargas nubes
en la garganta del loco macilento,
corazón de espumas,
espalda agujereada por los relojes
de los bancos y las iglesias.
En la tarde las piernas solas
iban llenándose de temblores
por los callejones
en que meditaban puertas y ventanas.
Ni una pared que mantuviera alma,
ni una soga para espantar los perros.
Sin cabeza para dirigir el rumbo
las manos sueltas morían junto a bocas.
De aquí el llanto mendigo en las esquinas
En las calles el teatro de la crueldad,
la historia interminable de las mismas cosas,
y el sol, el sol que ardía en las pupilas,
el sol que quemaba las esperanzas
de los músicos ciegos en la plaza.
La vieja prostituta con el cabello amarillento,
con el leotardo agujereado y las tetas estilando,
con la boca llena de labios rojos,
saludaba a los muchachos en la esquina,
próxima al hotel de los remedios.
La vieja prostituta, borracha de sol
y de esperar los brazos a la sombra
acabó tirándose a las llantas
de los carros nuevos.
Del otro lado de la calle,
pegados los ojos a las vitrinas,
las muchachas revisaban la figura,
mientras la vieja prostituta, con la boca llena de dolor
fue rodeada de sombras y de voces.
La ambulancia recogió el cadáver a las 3:35.
El agua de la lluvia borraría la sangre,
se llevaría los cabellos amarillentos
hasta llegar la noche.
Todo ocurre en un instante, aunque no lo comprendamos todo, incluyendo el instante mismo. Bocanegra
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Me ha encantado, transmite muchísimo.
ResponderEliminarIntenso, muy intenso, no sé como definirlo ni que decir...
"La vieja prostituta,
borracha de sol
y de esperar los brazos a la sombra..."
Genial :)
Un abrazo!!!
Gracias i-La que canta con Lobos, por tu lectura subrayada.
ResponderEliminarSaludos.