No quería que lo viéramos, y por eso mantenía oculto el rostro en el beso con que aprisionaba a la muchacha. La mano, como la de un gigante, rodeaba con fuerza el cuello de ella.
Era como si la bestia deseara comerse a la bella.
Todo ocurre en un instante, aunque no lo comprendamos todo, incluyendo el instante mismo. Bocanegra
Y cuando hubo abierto el séptimo sello, siguióse un silencio en el cielo, cosa de media hora. Apocalípsis El cielo se llenó de satélites, de...
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Gracias por asomarte a este blog de instantes