podían estallar las puertas
o tragarlo en un viento fuerte
podía caerse muerto al bajar las escaleras
o derrumbarse en un pozo lleno de locura
estar en silencio
con las manos heridas por el nerviosismo
de estar frente a tantos ojos
sin ver más allá de las rodillas
donde el refugio estaba quieto
en los lagos de su sombra
podían los fantasmas
entrar por la ventana
y rodear el cuello con vidrios
pinchando la carne
pinchando la carne
o destrozarlo un estornudo en cualquier hora
podría acabar de una vez con todo el cuerpo
si el visitante lo abandonara en algún sueño
o si el cuarto se le viniera encima
por una tormenta de verano
estar o no estar en el mundo
donde las puertas se abrían y cerraban
a su espalda
o hablar en la madrugada ante la pared
de sus párpados rojos
para quedarse con la boca llena
de espuma helada
inerte
inerte
en los nocturnos huesos
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