Era una
idea vaga, pero con una atracción energética muy poderosa. Exigía mucha
atención para comprenderla en toda su expresión. Era una idea de silencio
monacal. Sobre esa forma de vaciamiento concentrado, los ritmos irían fortaleciendo
el ánimo hasta el grado de poder atravesar tantos pantanos y enfrentar tantas
alimañas.
En tiempo: La atmósfera acompañaría
cada uno de los impulsos por los que iría apareciendo una indefinida cantidad
de imprevistos.
En forma: El espacio se compondría de
ideas imponderables, sueltas en las magnitudes del desconocimiento.
La intuición era el camino.
El sueño sería la única realidad
aceptable.