Había hecho la pregunta equivocada. Hacia ese espacio
ocupado por sus dudas, no había tiempo para confirmar nada. Permanecerían las incertidumbres y los dolores de cabeza.
Dejó pasar un tiempo a ver si así podía borrarse la zozobra. Si había sido efectivo el plazo conformado por la voluntad, lo que seguiría no se aproximaría a la sensación de padecer el cuerpo separado en líneas verticales.
Dejó pasar un tiempo a ver si así podía borrarse la zozobra. Si había sido efectivo el plazo conformado por la voluntad, lo que seguiría no se aproximaría a la sensación de padecer el cuerpo separado en líneas verticales.
No pasaron ni dos días cuando el cuerpo se le fue mostrando
abierto a las puertas de la muerte. Era como si lo hubieran colgado en lo más
alto de un muro de prisión, exactamente amarrado a las cuerdas de seguridad.
Electrificado ( ( ( nervioso ) ) ) , sin palabras en la lengua y con la
carne hecha un nudo en la zona del estómago, entraría a esa dimensión de la negrura
espesa. Para ese entonces, nada iba a mantenerse firme entre los dedos. La sed y el
hambre dejarían de ser las exigencias reales del placer y la necesidad; acabarían
convirtiéndose, inevitablemente, en poderosos fantasmas que deambularían a la altura de las sombras: donde los ojos se perderían, empujados por la angustia.
Silencio.
Sensación de cortes pausados en la piel.
Helor en
los huesos. La mente colmada
de animales muertos.
Silencio.
Silencio.
Agitación y una piedra
en la garganta.
Silencio.
Agitación y una piedra
en la garganta.
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