Era un animal enorme y lleno de bichos. Enfermo. Ni las tantas vacunas ni toda la gran cantidad de drogas pudieron alejarlo de todo el sufrimiento. Murió encogido por tanto dolor. Sin nadie para conservar su memoria. Fue el último ejemplar en su especie.
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(…) y mi muerte se esparce en los lugares más recónditos, y las grietas que muestran señas de la certidumbre a la que alguien, algún día, culminara; y es ahí donde yo muero,
ResponderEliminarY me impacto en un rincón, en una curva, en una sola línea, en un solo olor; y es ahí donde yo muero.
Pero ya nadie lo sabrá, a quién le importara esta muerte que me consume sangre y vida.
Te has enganchado en los símbolos que encabezan la entrada, y luego has querido soltarte en la negrura que deviene con la muerte, en su dimensión poética, para concluir con esa expresión interrogante de "a quién le importará esta muerte que ( ) consume sangre y vida".
ResponderEliminarGracias por tu reacción poética, Gugagovaz, a esta entrada instantánea.
Saludos
No se hasta donde o qué lenguaje podamos llegar a construir con las "reacciones poéticas".
ResponderEliminarSe escribe lo que por un momento se es, y lo que por un momento se pierde. No solo porque de por si, las palabras son huellas de lo que se siente, un rastro de lo que se respira, se mira, se escucha, se saborea, se mueve, se toca, se huele, se hace;
la palabra llega de una manera ya sofocada, y en la poesía si la palabra cambia , si existe una semántica diferente es porque en el encuentro con lo que se escribe y se siente es simbiótico; se escribe con dolor, se escribe del dolor, se escribe para liberar el mundo que se nos presenta completo y lo representamos imparcial. Pero, ¿se llegara a expresar al otro algo de ese encuentro? ¿se quiere expresar al otro? ¿o más bien será al otro que mira a través de espejo?
¿qué será de nosotros si cuándo yo hablo, la voz-enmascarada retumba por las paredes? ¿qué será de este camino? ¿qué?
Has puesto sobre la página algunas preguntas interesantes, además de inquietantes. Cuando pensamos en el otro como destinatario de nuestra expresión, es muy probable que el otro acabe experimentando algo distinto de lo que nosotros hemos experimentado cuando nos colocamos en eso que hemos expresado. El otro siempre será un fantasma, no menos extraño que lo que somos para nosotros mismos. Si hay encuentro, o mejor, si se produce el encuentro, no sería extraño que se trate del encuentro entre extraños, y si esto realmente sucede, significa entonces que hemos sido capaces de hacer posible el extrañamiento, lo cual conlleva que se dé uno entre otros de los efectos buscados con el instante poético. Para mí, es fundamental que se produzca el extrañamiento, y esto inicia desde el momento mismo que se ve uno en el instante de los procesos creativos. En otras palabras, crear lo exttraño, en poesía, es tanto como percibir la tautología que hay entre creación y extrañamiento. Por lo tanto, en mi caso, si no vivo el extrañamiento, me parece imposible vivir los procesos implícitos que se ofrecen en todo acto creativo. Crear es vivir el extrañamiento.
ResponderEliminarcuéntame más de ese extrañamiento, por favor.
ResponderEliminarSaludos y gracias...
En mi caso, el extrañamiento poético surge cuando me encuentro ante lo inesperado. Esto es, cuando leo ESO que escribí, y que no sabía que era posible que existiera "adentro de mí". Pero también me sucede en la vida, sobre todo en la vida de los sueños. Con embargo, en esta dimensión, el extrañamiento se me viene cuando reconozco la impotencia para atrapar poéticamente esos instantes, poderosos instantes, que permanecen adentro de mi mente y de mi cuerpo, y que luego el tiempo los borra con otros sueños más poderosos e imposibles de llevarlos, una vez más, a la escritura.
ResponderEliminargracias por tu reflexión; me pasa parecido con los sueños, pero a veces quedan huellas que se hacen presente en la vida de vigilia. Empero huellas no rescatadas en la escritura; de alguna u otra forma se revela la poesía.
ResponderEliminar"Poesía es el nombre de pila de la vida"