Encerrado
en varios libros, sin hallar la salida a ninguna hora. Con los argumentos rotos
en mi dodecafónica existencia, inferior o sin fuerza para oponer resistencia a
nada que no fuera el tránsito de muchas voces y pensamientos. Apenas si podía
levantar la cara después de tanto ir a velocidades de un supersueño que se
desbarataba pronto, con cada pestañeo nervioso, con miedo a deshacerme en los
remolinos de los ecos que sucedían tempestuosamente. De hecho, la sensación se
hacía en el no estar seguro dónde mis pensamientos iniciaban o terminaban
destruidos. Todo era como un teatro a oscuras, colmado de un nocturno resbalar
hacia el silencio.
Después, el afuera desapareció. Y yo
terminé hundido en una realidad sin fronteras reales. Allí estoy, con los nervios
electrizando las fragilidades de mis órganos, aterrado como una mosca al
estallar la luz de una bombilla en plena tarde.
Hola, me gustó mucho la lectura y en conjunto con la música llegan al alma, debo decir que tus palabras expresan muchos momentos en que me he sumergido durante mi vida, gracias por poder leerte.
ResponderEliminarNota aparte: no sabía que era dodecafónica, gracias por impulsarme a aprender algo nuevo para mí.
Cariños
Gracias, Allison, por tus palabras, y también por leer esta zona del instantario.
ResponderEliminarAbrazos musicales