que al
mismo tiempo las llaves
como
un puñado de monedas
contra
las vidrieras
el
niño de la mujer enferma destripaba
en
llanto y las enfermeras
como
siempre
dos
entraron con los restos del emparedado
en
tres dedos y sonrieron
entre
ellas
con
palabras mínimas
despreocupadas
del llanto
y de
las ambulancias que entraban
y salían
cada
tanto tiempo
como
siempre destronando
la
imposible calma de ese hospital
donde
las
llaves como un puñado de monedas
y el
llanto del niño
y la
mamá enferma
y las
enfermeras
con los
restos del emparedado
en
tres dedos sonreían
con palabras
mínimas
mientras
las
ambulancias no dejaban
que
la calma fuera cierta
en
ese hospital donde la vida era algo triste…
de escuchar
Palabras mínimas pero sonoras y elocuentes. Ambiente bien recreado, impactante, dentro del minimalismo sintáctico.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias, querida amiga. Siempre tus palabras me animan.
EliminarAbrazos