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martes, 22 de marzo de 2016

Entre rumores






De la razón a la sinrazón, o bien, la razón que la sinrazón… después llega el sentido del sinsentido. Aberturas que el lenguaje genera, y el pensamiento ensimismado que no deja de pintar, en la grisura del paisaje, formas de naturaleza no siempre muerta pero sí muy cercanas al virtuosismo de las ideas plenas, y hasta planas.

Abrimos los libros y la realidad se transforma en algo que se embarra en los conos donde la mirada se aprecia microcósmica: Un decir que se vuelve báscula, un señalar que se resuelve en justicia momentánea.

            Del poema queda el silencio raspando en las vértebras que sostienen y dan forma a la otra palabra. Aquella palabra que no sucede con la premura en que los teóricos bailan y enjugan los sudores, y luego alzan el pañuelo para publicar todo lo asimilado.

            Asusta tanta información dispuesta en las corrientes del aire. Los ojos se irritan, las bocas se llenan de corroyente hálito, y no hay garganta que indolente trague las estancadas aguas de esa historia vieja: el lobo hablando del hombre.

            Ya nada queda limpio para el fantasma que otrora divagaba ajeno a las formas del vivir tranquilo. Adonde vaya se atora en el cúmulo hecho por el despilfarro, y el ruido. Ni el peso más leve de la hormiga asegura que ha estado en la faena más gloriosa del hacer callado.

            Excesivo se ha vuelto todo hasta ahogar el sueño, suave sueño que se avisaba en el deseo de lograr un poco.


Nada mejor que acurrucarse en los rumores de la noche, aún en pleno día.



1 comentario:

Gracias por asomarte a este blog de instantes

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