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domingo, 22 de noviembre de 2015

Cavilaciones






El olor de la madera, enjuagada con años de cerveza y vino tinto, ya sólo era un susurro de otras tardes en tu memoria. La atmósfera de vidrios ahumados, de música que flotaba entre los muros de fibra y tabla-roca, estaba ahora en los estruendos de las risas y de los cabellos multicolores, con minúsculas fluorescencias lunareando los cubos de bocinas esquinadas, donde había videos musicales y otros temas que a nadie le importaba. Ya no cabías en ese lugar en que estaba prohibido fumar. Ya tus ojos no estaban para quedarse anclados entre los vacíos de la entretención corpórea. Ni el DJ que jugaba en los recuadros de pasajero silencio, ni él parecía contento. Estaba claro que la actuación histriónica poseía otros códigos, y tú no estabas ya para averiguarlo. Descolgaste el chaquetón que había estado en el respaldo del banco alto de varillas tubulares, te lo echaste en un brazo y saliste con el sigilo de quien se ha equivocado de salón. Pero antes de escapar definitivamente, una mano apretó tu hombro y te obligó a detener el paso. Te entregó una nota y en ella leíste: cerveza oscura - 50 pesos / la propina no está incluída.

            Afuera la noche estaba fresca. Caminaste hasta la avenida, encerraste medio cuerpo en el chaquetón y te fuiste cavilando en las cosas que habían ido despareciendo de tu vida; mientras tanto, en tu cabeza no había dejado de sonar esa música de otras noches.




lunes, 16 de noviembre de 2015

Entre muros







Había pensado en alguien, o en algo tan grande e ilimitado como un abstracto. Había pensado que sería puntual, entero y fuerte para no perderse en rutas absolutas y con fines indudables.

Ya no sé si me interesa comunicarlo. Está todo tan lleno de gritos y de explosiones, tan surtido de odios feroces. Ya no sé ni estoy seguro si ese alguien en quien he pensado existe o ha dejado de existir. Hace tanto tiempo que nació en mí la idea de pensarlo, pero ahora no, ya no podría pensar lo mismo.

Algo así podría suceder con mi aliento y con mis sueños. Estaré callado y despierto, sin pedir ni decir buenas noches a nadie. Estaré como un sonámbulo hasta más no aguantar la luz de los días. Me pregunto si podré caminar en las noches sin riesgo a caer destrozado por las granadas de todos ellos, de quienes se dice que son crueles y despiadados.


Me calma saber que están ahí las paredes, tan tranquilas para recibir las palabras que me angustia saberlas allá, abandonadas en los calabozos de otras bocas. Trataré de alcanzar la calma de estos muros que me aguardan, ya después pensaré en alguien o en algo más grande que todo esto que me apachurra el pecho y la garganta.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

En otra parte







En otra parte, con otro nombre y la duda de saber (y hasta de sentir) si había existido en el mismo cuerpo.
La montaña estaba allí para no desmentir el peso de las horas:
Una estructura enorme de metales negros
Un cielo del que caían pedazos de tela / sucios pedazos de tela oscura
Y el sentimiento … el sentimiento… de no saber nada sobre todo eso.

En otra parte, con otro nombre y la duda de saber (y hasta de sentir) si había estado encima de ese pedazo de sombra.
Las nubes estaban allá para no ignorar el peso de la distancia
En los labios un lamento de larva y polvo amargo.
Una línea en el piso de ásperas calles
¿Era ya noviembre del año 2016?
Un saludo a lo lejos de aquella otra ventana
En que nos asomamos en silencio
Y el corazón… el corazón… el corazón de no estar contentos.

En otra parte con otro nombre y la duda de estar
Despierto en el mismo cuerpo que había tirado en la noche.
¿Qué dices tú qué sigue?
¿Qué dices tú qué sigue?
¿Qué dices tú?

¿Qué sigue?


Artes apocalípticas

no merecimos un mundo mejor el color de la sangre en los ríos o mejor los ríos de sangre la peste cadaverina en las calles estornudos en ser...