Buscar este blog

jueves, 30 de abril de 2015

jueves, 23 de abril de 2015

Ayer y hoy








Ayer
Sentí el cansancio
Y el deseo de no atravesar
El aniversario cincuenta
Hoy
Casi huelo la madera
De los árboles
Que rodearán la sombra
De mi muerte.



viernes, 17 de abril de 2015

Atmósferas






Una noche en la árida montaña
A lo lejos se tocaba
Y en lo cerca
La metamorfosis de Gregorio Samsa
Se untaba en los huesos /

Entre ambas fronteras el ácido
De los pensamientos resbalaba
E iba desbaratando el polvillo 
De un pasado muerto

Inmediato como el dolor de sabernos vivos.




viernes, 10 de abril de 2015

Casi









La normalidad me quitó las ganas de seguir andando.
Llevar el perro atado
Los coches pasándose el rojo de los semáforos
Los mendigos atorados en las esquinas
Con el brazo extendido y exigiendo

Se me nubló la vista
Pese a que el cielo era abril.
Pero no era más pesado el aire 
Que ese aliento a nubes.

Era casi de noche, es verdad.

Luego todo fue llegar otra vez
Hasta allá
Hasta el otro lado
En el imaginario aquel donde 
Todo lo mejor había sucedido ya.

Tantos nombres 
Para una época que jamás 
habrá existido ya.

Tampoco y tan poco era eso 
En que mi paso había tropezado.

Desarmado.

Ahito, 
Enfermo de vagar con los pensamientos
De ningún lugar 
Hacia ninguna parte.

Habría sido casi preferible tirarme 
En la avenida aquella.
Habría sido casi la única cosa 
Que bien valía un escalofrío.
Habría sido casi como experimentar 
Algo próximo al resarcimiento.

Todo habría acabado como lo que nunca,
Pero como si hubiera sido siempre.
Una mueca cierta de estar a punto 
De alcanzar el cielo. 

Otro cielo incomprensible

Es verdad.



jueves, 2 de abril de 2015

Fiesta loca





En otros tiempos, escribir aquí era nada más que para limpìar la sombra de la bestia. Era como colocar el cuadro y ver todos los caminos que no iban nunca más a Roma, y junto a la sombra, limpia de horas madrugadas, estaban los cadáveres por los que la bestia había nutrido la esfera de las cifras, que a diario se mostraban en la prensa.

            Otra historia fue cuando en el barrio comenzaron a robarse a las muchachas y a llevarlas a las mesas de oligarcas y putos guapos que hacían cortina a los pies de otros soros y demás caterva de ricos agasajados por los cuerpos de ellas, adolescentes de tercero y cuarto mundos.

            El barrio, pintado así de muchachos solos y malhumorados, era como para no creerlo, sobre todo cuando quienes lo habían padecido en carne propia habían quedado tan doblados de terror y de miseria.

            En otros tiempos la historia era muy familiar, y contarla era tanto como para asegurar que todo seguiría en buenos términos. Era una clase de camino dirigida por la cultura de terciolpelo que, guardando las alianzas de los magnánimos, por una mala suerte de historia y civilización acabaron convertidos -aquellos susodichos- en magnates crueles.


            Continuación de guerras y de paz imposible, siempre, para qué hacer la cuenta de las obras que iban a llenar los basureros, la mayoría debidas a sobras y plagios a flor de piel. Tal vez mejor era guardar silencio a voluntad que echar el grito idiota en el centro mismo de la fiesta loca en la que, según parece, nadie estaba obligado a permanecer. Pero hasta cuándo. 



No había espacio

quería sonar como a eco de palabras sueltas como a sensaciones que se intensifican y  desaparecen  en el infinito tiempo no había espacio ni...