Como
un chapoteo
La máquina
anunciaba el paso
De lo
obscuro a lo azulenco
De un
estanque.
Los grillos
en la noche
Sacudían
el manto tibio y perfumado
En los
huecos aluzados por la luna.
Un zumbido
entonces como de hélices
O de
algo menos inquietante que una guerra declarada.
En las
casas el sueño derrumbaba
Y esparcía
un rumor de azoteas bostezantes.
Todo
acabaría lejos
En los
chillidos de las sirenas
Y de
varios perros que aullarían cerca.
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