La
normalidad me quitó las ganas de seguir andando.
Llevar
el perro atado
Los
coches pasándose el rojo de los semáforos
Los
mendigos atorados en las esquinas
Con
el brazo extendido y exigiendo
Se
me nubló la vista
Pese
a que el cielo era abril.
Pero
no era más pesado el aire
Que ese aliento
a nubes.
Era
casi de noche, es verdad.
Luego
todo fue llegar otra vez
Hasta
allá
Hasta
el otro lado
En
el imaginario aquel donde
Todo lo mejor había sucedido ya.
Tantos
nombres
Para una época que jamás
habrá existido ya.
Tampoco
y tan poco era eso
En que mi paso había tropezado.
Desarmado.
Ahito,
Enfermo de vagar con los pensamientos
De
ningún lugar
Hacia ninguna parte.
Habría
sido casi preferible tirarme
En la avenida aquella.
Habría
sido casi la única cosa
Que bien valía un escalofrío.
Habría
sido casi como experimentar
Algo próximo al resarcimiento.
Todo
habría acabado como lo que nunca,
Pero
como si hubiera sido siempre.
Una
mueca cierta de estar a punto
De alcanzar el cielo.
Otro
cielo incomprensible
Es
verdad.
Que tus textos merecen la pena es bien sabido, pero los textos como éste son los que me llegan y remueven, y sacan mi admiración. Me ha encantado.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, querida amiga. Tus palabras siempre me conmueven.
ResponderEliminarAbrazos