Buscar este blog

lunes, 30 de marzo de 2015

Sin yo







La rabia lo hizo tartamudo.
Desde entonces, justicia sería una palabra
difícil de ser pronunciada en su boca.

La rabia lo llevó a saltar sobre techos
de carros,
mientras los conductores esperaban el verde
del semáforo y no sabían cuándo
había iniciado la tormenta.

Se retiró de las mesas
en que se había acostumbrado
por tantos años a rebatir noticias
y posturas de ideología extrema.

Se llevó la espesa, la amarga
e insufrible bilis a otros sumideros.
Allá levantó el brazo y tiró de puñetazos
al espejo en que se reflejaba la oscuridad
de su futuro.

Lo expulsaron del trabajo.
Lo secuestraron cuando vagabundo
y se lo llevaron a un sótano
para experimentar con las bodegas
de su pensamiento.

Allí lo vaciaron de toda memoria,
de todo recuerdo.
De allí salió sin habla y sin rencor.

De su yo no quedó ni la sílaba
en un escupitajo
de quienes habían experimentado

en los bajos fondos de su mente.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por asomarte a este blog de instantes

Artes apocalípticas

no merecimos un mundo mejor el color de la sangre en los ríos o mejor los ríos de sangre la peste cadaverina en las calles estornudos en ser...