De ninguna
casilla y en ningún costal.
Cada
instante una revoltura haciéndose con las manos de todos y de nadie.
Sin nombre
identificatorio. Un pensamiento. Otro lejos de aquí para ser atraído.
Otro
ritmo que se rompe en las cuerdas de los cuerpos yertos. Vacíos.
Vacíos
los cuerpos. Yertos. Enfermos de imposibles.
Nada
para ser pronunciado de forma contundente.
Nada.
Nada. Nada. Eso es. Nada.
Boca
abastecida por futuros inservibles.
Inútil
pronunciarlo de otra manera.
Hastío. Cansancio de estar en la
misma esquina.
Tirados en los huecos / abandonados
por cadávares.
Silencio.
Silencio. Silencio. No hay alguien para desmentirlo.
Sin reparaciones.
A la
intemperie el rostro de la enfermedad.
Prescripción
fallida, como ocurre siempre que se olvida la palabra precisa.
Otra
vez otra noche.
Otro
hueco otra vez entre los dedos que se abren al aire.
Nada.
Silencio. Las bocas apretadas a otras bocas sin palabras.
A la
intemperie. Sin reparaciones.
Nadie
está aquí para decirlo de otra manera.
Qué grandes momentos tienes, qué maravilloso eso que dices "Enfermos de imposibles". Bello, muy bello, amigo.
ResponderEliminarBesos a la intemperie
Muchas gracias, querida amiga. Es tu sensibilidad la que resulta fundamental para encontrar lo que lees en mis instantes de palabras.
ResponderEliminarAbrazos