Fue
un diálogo breve, crepuscular. Leonora había hablado con las palabras justas,
respondiendo así a cada una de las preguntas que le hubo formulado Alejandro.
Éste, después de meses de haber estado hundido por las frecuentes pesadillas
que se le habían aparecido, no acababa de entender, o mejor, de comprender todo
lo que había sido modificado entre él y Leonora.
¿Cuánto tiempo duró el diálogo entre
ambos amantes? Es posible que diez minutos. Tiempo suficiente para que alguien
muera debajo del agua, o también, tiempo suficiente para terminar una relación
que había sido vivida por casi quince años.
Las últimas palabras de Leonora
fueron: “Nunca cumpliste ni una sola de tus promesas. Me siento completamente
estafada. Yo no podría vivir sintiéndome así ni un día más.”
“Pero tú sabes que siempre lo
intenté. Siempre quise hacerte feliz”, se defendió Alejandro.
Leonora levantó las manos y las dejó
estar sobre su cara. Tal vez Alejandro esperaba que el cuerpo de ella
comenzaría a estremecerse con todos los resuellos que vienen con el llanto. Lo cierto
es que Leonora estuvo con el rostro cubierto hasta que el hastío ya no le
permitió seguir viendo y recordando todas esas imágenes en que aparecía
Alejandro. Dobló el cuerpo e hizo descansar la barbilla en las rodillas. Era
así como poco a poco podía ir recuperando los equilibrios y la calma,
necesarios para ahuyentar el asco y las aciduleces que anteceden al vómito.
El cielo había oscurecido
completamente. Alejandro abandonó el sillón en que había estado sentado mirando
hacia afuera de la habitación y fue a colocarse ante la ventana; encendió un
cigarrillo e hizo lo que mejor sabía hacer: abandonarse a los ritmos del
pensamiento y de la ensoñación.
Entre la bruma y el estallamiento de
varios ruidos que ocurrieron allá afuera, Leonora abandonó sigilosamente la
habitación. Alejandro recargó el cuerpo en el filo de la ventana y encendió
otro cigarrillo.
Siempre sorprendente, amigo. Un curioso diálogo, breve y hasta familiar..
ResponderEliminarbesos
Gracias, querida amiga. Como siempre, tan generosa para con esta fantasmal existencia.
ResponderEliminarAbrazos
Ay la existencia...tengo especial querencia por los textos que expresan esa inquietud, y tú lo haces de maravilla. No dejes de profundizar en ella y así iluminarme..
ResponderEliminarGracias..y abrazos por igual