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sábado, 26 de julio de 2014

Vano y polvo







El dudar en que algunas voces expresaban sus pensamientos, me hacían pensar que todo eso era incierto, o que era nada más que la permanencia de un juego absurdo con el que buscaban conseguir algo; el aprecio, quizás, la compasión o algo mucho más difícil de establecer.

Y ahora heme aquí, también, queriendo fijar las dudas que tallaron la piel de mis redes cerebrales, para decir algo tan simple de expresarlo pero tan díficil de creer. Hablo de una sensación que me apareció tan de repente y que hizo que me sintiera puerta tirada. Es una imagen absurda, ésta que acabo de echar al viento, pero es que, hasta este momento, es la única que me ayuda a decir el grandísimo vacío que me nació repentinamente en todo el cuerpo.

Estaba leyendo After dark, de Haruki Murakami, estaba en la parte donde se nos da a saber de los dos meses que lleva durmiendo, sin parar, Eri Asai, cuando todo el cuerpo se abrió y me vi en una realidad sin tiempo. De pronto caí en la cuenta de que yo podía existir como un ser sin tiempo.

Terminé de leer la novela y volvió a saltarme la sensación de que mi cuerpo se había hecho polvo. Me sentí, entonces, vano, tan vano como el umbral de un edificio derruido en el centro de una vieja ciudad.


Algo me hacía falta, algo que no sabía qué. Ahora que lo sé, ahora que poseo con toda certeza la carencia del tiempo, puedo decir que la vida mía no tiene sentido, que nunca lo ha tenido. Antes me había llegado a preocupar, y hasta tuve pesadillas por haberlo sabido. Pero ahora que soy vano y polvo, que existo en la atemporal existencia de las palabras impresas, que vivo muriendo en tantas páginas. Ahora, ahora, no me resta más que exprimir el sinsentido en una sola sílaba: ya, y quedarme quieto, tan quieto como el lecho de los arroyitos en que se han compuesto más de un haiku. 




domingo, 20 de julio de 2014

Poesía cuántica






...
Escribo poesía cuántica.
“¿Qué cosa es eso?” Cuestionó el periodista ante tus gafas llenas de rebrillos y de imágenes rompiéndose en el marco de carey –esto lo sabes porque lo acabas de mirar en el video en que grabaron la entrevista.
De memoria citaste los versos todavía no publicados y que ayudaban a ejemplificar la idea. Dijiste:
Todo lo que soy
Nació en el siglo XX…
“El primer verso ofrece las líneas de un fantasma –concepto clave para ilustrar la idea de los mundos paralelos invisibles, intangibles; el siguiente verso lleva la cristalización hasta lo evidente: una época, un siglo que acaba de fenecer.” Comentaste. 
Ahora sabes que eso no fue lo que realmente hubieras querido decir. Tampoco estás satisfecho con la manera en que hablaste para el ojo de la cámara, ni mucho menos te agrada escuchar tu voz. Mejor habría sido darles mis pensamientos por escrito. En ellos mi voz no puede ser escuchada.
Continuaste citando el poema inédito:
Todo lo que soy
Dejó de ser en el siglo XX…
“De nuevo, para asegurar la existencia del fantasma, se repite el verso inicial, y el verso que sigue, el que cristaliza, el que clausura las medidas del fantasma, aparece con variación respecto al anterior verso cristalizador. Es una variación marcada en lo verbal antes que en lo sustancial. En esto radica el cuantum, el paquete energético: verso con fantasma y clausura formal en que se evidencia la intención del decir poético. La poesía cuántica se olvida del sentido o del sinsentido atraído sólo y nada más que mediante ritmos. En consecuencia, la poesía que escribo –y que llamo cuántica- consiste en hacer decibles –y tangibles- los límites que suceden entre lo real y lo posible, entre lo irreal y lo imposible…” Después de ver los ojos enormes en que se abrió la mirada del periodista, callaste y te hundiste en el pequeño lago hecho con ruidos y voces, entre las que captaste la voz cantante de Janis Joplin (“Move”), que ambientaba la zona del escenario donde ocurriría la lectura.  
“Desde luego que esto no es una explicación –continuaste diciendo, ya con los labios resecos y con ganas de beber un whisky doble con hielos-, antes bien, es una indicación por donde se puede ir en busca de vivir la poesía cuántica. Es de aquí que el nombre del blog de donde he sacado los textos que leeré esta noche, apuntan en este sentido: al instante como forma portadora de paquetes energéticos de poesía cuántica.”
El periodista sonrió y tú miraste hacia el micrófono que estaba colgando de la solapa de tu chaqueta estilizada en finísimos cuadros azul y verdes.
“¿Podrías decirnos el poema entero?”, pidió el periodista, y tú lo citaste completamente de memoria:

Todo lo que soy
Nació en el siglo XX
Todo lo que soy
Dejó de ser en el siglo XX
Ha muerto todo eso
Todo lo que ha de dejado de ser
Ha muerto en el que ahora soy

domingo, 13 de julio de 2014

Casi feliz




O           o          o          o          O



Me preguntaron que si te conocía. Lo hicieron mostrando una imagen tuya. En ella apareces sonriendo y con una taza diminuta muy cerca de tu cara. Recuerdo muy bien el día, y hasta la hora, en que te tomaron esa foto. Estabas contenta, casi feliz por estar donde estabas.
Me preguntaron que si te conocía. Lo hicieron como si yo fuera un viejo conocido de ellos.  Era una pregunta tan normal, en términos de comunicación; tan familiar, en términos de estilo.
No había nada de intimidatorio. No había nada que me hiciera sentir que estaba siendo interrogado. Sé que no querían que les diera ninguna información precisa acerca de tu persona.
No les dije nada. Preferí pasear los ojos en otros paisajes, tratando así de alejarme de cualquier otra cuestión que me hiciera perder la calma y la cordura.
De hecho, preferí escuchar música (((The Glitch Mob))) y cerrar los ojos. Esto hice, antes de que se me punzara la membrana con esta otra cuestión:
¿Qué haces con tus pensamientos?
¿Qué haces con tus pensamientos?
¿Qué haces con tus pensamientos?

Hasta que desaparecí en un oscuro y prolongado sueño?



jueves, 3 de julio de 2014

desde el otro lado del canal




suponiendo que estás de vacaciones y

que a veces te anima estar en los extravíos de la palabra

atorada en textualidades,

te dejo aquí, entonces,  el link de un trabajo que me fue publicado recientemente, donde leerás la otra realidad en que a veces me veo trabajando:



ojalá te sea leve el extravío,

saludos

miércoles, 2 de julio de 2014

El viaje







Esperaba.
Esperaba.
Ya estaría llegando a sus labios la palabra en que estaría escondida 
toda la belleza de la vida.
Mientras tanto, podía quedarse durante horas contemplando el cielo
a través de la ventana.
Podía escuchar el ruido de las hojas arrastrándose en el pavimento.
Una hora seguía a otro día, y otro día era como el momento aquel 
en que se quedó dormido 
soñando adentro del autobús que lo llevó hasta el fondo de la noche.
Ya no era el muchacho que fue y que ignoraba el paso de las horas 
y de los años.
Tampoco era el otro que despertó en la madrugada, 
después de un largo y obscuro viaje en el autobús de playa.
¿Cuántas horas tuvieron que pasar para despertar 
y saber que estaría extraviado para siempre?
Hoy es tarde, y sigue esperando a que ocurra el milagro.

Una palabra.
Solo espera eso. Una palabra.



Con el ruido quemando mi lengua

hace algún tiempo que se me perdió la semántica de palabras como escritor poesía arte conocimiento y otras que mejor dejo solas  en su forma...